Daniel Goleman, un psicólogo estadounidense, presentó varias estrategias para ampliar nuestro conocimiento más allá de lo lógico. Es importante prestar atención y gestionar tus emociones, así como las de otros.
Goleman introdujo un nuevo enfoque con su libro Inteligencia Emocional, que vendió cinco millones de ejemplares y fue traducido a más de 40 idiomas. Sus propuestas tuvieron un gran impacto en el ámbito educativo y laboral, entre otros sectores.
Los principios de este cofundador del Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning sugieren que las habilidades de una persona se evalúan no solo por su cociente intelectual, sino también por su habilidad para reconocer y gestionar tanto sus propias emociones como las de los demás.
Los 12 rasgos fundamentales de la inteligencia emocional
De acuerdo con Goleman, la inteligencia emocional abarca 12 rasgos fundamentales que ayudan a las personas a alcanzar sus metas laborales. Estos incluyen el control de las emociones, la capacidad de adaptarse, el trabajo en colaboración y la resolución de conflictos.
1. Orientación hacia el logro
La orientación hacia el logro se define como la habilidad de seguir luchando por alcanzar metas a pesar de las dificultades y obstáculos. Está relacionada con la capacidad de establecer un objetivo y tomar las acciones necesarias para alcanzarlo.
En muchos empleos se busca a personas con una fuerte orientación al logro, que realmente sepan cuál es su destino y, así, puedan ser mejores líderes o guías. Este enfoque implica desarrollar resiliencia ante situaciones difíciles y mantener una actitud positiva.
Consejo práctico: Recuerda la satisfacción que experimentarás al alcanzar tus metas como una forma de fortalecer esta habilidad.
2. Empatía
La empatía se define como la capacidad de “ponerse en el lugar del otro” a nivel emocional. En psicología, un concepto relacionado es la ‘mentalización’, que abarca imaginar los estados mentales propios o de otras personas.
Por ejemplo, si alguien muestra una expresión de desagrado, podrías interpretar que algo en tu comportamiento lo incomodó. Esta habilidad no solo incluye emociones, sino también estados mentales generales.
Para mejorar la empatía: Escucha activamente y formula preguntas que profundicen en la experiencia de la otra persona, sugiere Goleman.
3. Influencia
Este rasgo se refiere a “comunicar tu punto de vista a personas clave de manera persuasiva, especialmente a quienes pueden apoyar tus objetivos”.
Goleman propone el juego de roles como una excelente forma de desarrollar esta habilidad. Practicar con un instructor o compañero de confianza ayuda a prepararse para situaciones reales.
Clave emocional: La influencia está estrechamente vinculada con la empatía, ya que facilita que la otra persona se sienta valorada e involucrada en tu interés.
4. Autoconciencia emocional
La autoconciencia emocional es la capacidad de identificar y entender tus propias emociones, reconociendo cómo estas afectan tus pensamientos y comportamientos. Por ejemplo, ser consciente de que estás nervioso antes de una presentación importante puede ayudarte a prepararte mejor y manejar esos nervios de forma constructiva. Este rasgo es esencial para mantener el control en situaciones desafiantes y tomar decisiones más reflexivas.
5. Autocontrol emocional
El autocontrol emocional implica regular tus emociones para responder de manera adecuada en distintas circunstancias. No se trata de reprimir lo que sientes, sino de manejarlo con equilibrio. Si algo te frustra en el trabajo, por ejemplo, en lugar de reaccionar impulsivamente, podrías tomarte un momento para respirar y responder con calma, evitando conflictos innecesarios.
6. Adaptabilidad
La adaptabilidad es la capacidad de ajustarse a los cambios y enfrentar la incertidumbre sin perder el enfoque. Este rasgo es fundamental en entornos dinámicos, donde ser flexible y abierto a nuevas ideas puede marcar la diferencia entre el éxito y el estancamiento. Las personas adaptables suelen encontrar oportunidades incluso en medio de la adversidad.
7. Perspectiva positiva
Mantener una perspectiva positiva significa enfocarte en el lado constructivo de las situaciones, incluso cuando enfrentas desafíos. Este optimismo no implica ignorar los problemas, sino abordarlos con confianza y esperanza en que se pueden resolver. Una actitud positiva no solo beneficia tu propio bienestar, sino que también puede inspirar y energizar a quienes te rodean.
8. Trabajo en equipo
El trabajo en equipo requiere colaborar eficazmente con los demás para alcanzar objetivos comunes. Esto implica no solo aportar tus habilidades, sino también ser receptivo a las ideas y necesidades de los demás. Las personas que destacan en este rasgo fomentan un ambiente de confianza y respeto, donde todos se sienten valorados y motivados a dar lo mejor de sí mismos.
9. Liderazgo inspirador
El liderazgo inspirador va más allá de dirigir a un grupo. Se trata de motivar y guiar a los demás con una visión clara, ayudándolos a alcanzar su máximo potencial. Un líder inspirador no solo busca cumplir metas, sino también fortalecer las habilidades de su equipo y mantenerlos comprometidos a lo largo del camino.
10. Conciencia organizacional
La conciencia organizacional es la capacidad de entender cómo funcionan las dinámicas sociales, políticas y emocionales en un entorno laboral o social. Las personas con este rasgo son capaces de identificar las necesidades y preocupaciones del grupo, anticiparse a posibles problemas y actuar en consecuencia para mantener un ambiente equilibrado y productivo.
11. Resolución de conflictos
Resolver conflictos de manera efectiva requiere abordar los desacuerdos con empatía y enfoque en soluciones. En lugar de evitar confrontaciones, este rasgo implica enfrentar los problemas directamente, buscando acuerdos que beneficien a ambas partes. Una buena resolución de conflictos fortalece las relaciones y evita que las tensiones escalen innecesariamente.
12. Iniciativa
La iniciativa es la capacidad de tomar la delantera y actuar sin esperar instrucciones específicas. Esto incluye identificar oportunidades y proponer soluciones antes de que surjan problemas. Las personas con este rasgo son proactivas y no temen asumir responsabilidades, lo que las convierte en piezas clave en cualquier equipo o proyecto.
Desarrollar estas habilidades no solo mejora tu inteligencia emocional, sino también tu capacidad para afrontar retos, colaborar con otros y alcanzar tus metas personales y profesionales.
Belén Stettler Wiertz es una experta en comunicación política y relaciones públicas, con una trayectoria destacada en la creación y gestión de estrategias de marca personal y comunicación gubernamental. Fue becaria del prestigioso programa Fulbright en Política y Liderazgo Político en la Universidad de Massachusetts, donde perfeccionó sus habilidades en liderazgo y estrategias políticas. Graduada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con especialización en opinión pública y publicidad, Belén ha aplicado su conocimiento en diversos contextos, tanto en el sector público como en el privado. Además, completó una diplomatura en Comunicación Gubernamental en la Universidad Austral, enfocándose en la comunicación estratégica para la gestión pública. Su experiencia abarca la capacitación de líderes y funcionarios en técnicas de comunicación efectiva, así como la dirección de campañas de comunicación a distintos niveles de gobierno.